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Peces excepcionales VIII: El pez luna
Los peces luna han despertado el interés de los seres humanos desde sus primeros avistamientos, debido a su tamaño y curiosa morfología. Pertenecen a la familia Molidae, del Orden Tetraodontiformes, y son los peces óseos vivientes más grandes conocidos, alcanzando cerca de 3 metros de extensión. Presentan esqueletos altamente modificados, con una notoria reducción en el número de vértebras, y la pérdida de la aleta caudal, lo que les otorga un aspecto de cuerpo truncado, puesto que finaliza abruptamente tras la aleta dorsal y anal (Figura 1). Son peces epipelágicos y están distribuidos a lo largo de todo el mundo en mares temperados y tropicales.
El cuerpo de los peces luna es liso y está cubierto de mucosidad, debido a que sus escamas están modificadas en pequeñas espinas o dentículos que difieren entre los distintos géneros de la familia Molidae (Figura 2). Quizás uno de los aspectos que más llama la atención en este grupo de peces es la ausencia de la aleta caudal, la cual es reemplazada por una estructura denominada clavus, que presenta forma de timón y proyecciones redondeadas u osículos, cuya distribución y abundancia varía entre especies.
En nuestro país se ha reportado su presencia desde mediados del siglo XIX. En el año 1892, Rodolfo Philippi fundó la especie Orthagoriscus eurypterus a partir de un ejemplar proveniente de las costas de Chañaral, región de Atacama (Figura 2). En la actualidad esta especie es considerada como sinónimo de Mola alexandrini (Ranzani, 1839).
Si bien en el pasado se nombraron alrededor de 50 especies de pez luna, la revisión de las descripciones originales y los materiales depositados en museos e instituciones científicas, así como la comparación con nuevos especímenes y el uso de nuevas herramientas, ha permitido reconocer que muchas de ellas se trataban de una misma especie. De este modo, en la actualidad sólo se consideran válidas cinco especies, las que poseen una amplia distribución geográfica. Estas son: Masturus lanceolatus, Ranzania laevis, Mola alexandrini, Mola mola y la recientemente descrita Mola tecta. Todas estas especies están presentes en las costas de Chile, y si bien su presencia no es abundante, sus registros continúan sorprendiendo y maravillando a quienes se encuentra en su camino.