Luis Walter Alfaro Salinas nació el 10 de noviembre de 1950 en Ovalle, hijo de Olga Salina y Armando Alfaro. Se destacó desde la infancia por ser inquieto y trabajador, desde muy niño hacía pan para salir a vender cuando vivían en Santiago. A inicios de la década de 1970 y hasta octubre de 1972 trabajó, bajo la modalidad de Honorarios en el Museo Nacional de Historia Natural, institución en la cual también trabajó su hermana Patricia Alfaro, desempeñándose en la parte administrativa hasta el golpe de estado.

Adscrito a la antigua Sección Entomología (actual Área de Entomología), su función era la de recolectar, preparar y etiquetar ejemplares de insectos para la respectiva colección, actividades que realizó hasta octubre de 1972 y por las cuales recorrió muchos lugares de Chile. A pesar de su temprano retiro, por muchos años no dejó de colaborar aportando interesantes muestras de insectos a la colección institucional. Su nombre permanecerá en las etiquetas de numerosos ejemplares recolectados y preparados por él, provenientes de diversas localidades. Fuimos compañeros en algunos de esos trabajos de terreno, como en La Herradura, Guanaqueros, Tongoy, El Divisadero (Punitaqui), Tilama, Altos de Vilches, Huellelhue, etc.

En 1976 Luis contrajo matrimonio con Elisa Monsalve, su esposa a lo largo de 49 años y con quien tuvo dos hijos: Karen nacida en 1977 y su hijo Jesús que nació en 1982; la Dra. Karen Alfaro Monsalve es actualmente Decana de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad Austral de Chile.

Lucho o Walter, como le llamábamos quienes compartimos con él, siempre tuvo una profunda preocupación por el cuidado a sus padres, por lo cual viajaba constantemente al norte para permanecer con ellos. Posterior a su retiro del museo realizó distintas labores en fundos de la zona central, para finalmente abrazar el oficio de su padre, la orfebrería, destacándose por sus trabajos en plata y piedras preciosas como lapislázuli, entre otras. 

Fue un amante de la naturaleza y de los animales, recorrió todo el país conociendo su flora y fauna; compartía con los habitantes de cada pueblo y lugar que visitaba. Tenía amistades en distintas regiones y, no importando su origen cultural y social, atesoraba cada recuerdo de esos lazos que construyó a largo de su vida. Fue un hombre libre que defendía los ideales de igualdad y justicia, le encantaba leer e inculcó en sus hijos el amor a los libros tanto como el amor al prójimo. Vivió en la austeridad y renegó siempre de las cosas materiales. Falleció el pasado jueves 2 de octubre en la ciudad de Valdivia, donde se había trasladado a vivir junto a su familia.