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Sequías y naturaleza

Nota Área de Entomología:

Sequías y naturaleza

Publicado el 02/06/2020
Vegetación esclerófila e higrófila afectada por la sequía, quebrada El Sauce, Chimbarongo (Fotografía Francisco Urra).
Vegetación esclerófila e higrófila afectada por la sequía, quebrada El Sauce, Chimbarongo (Fotografía Francisco Urra).
Mario Elgueta, Jefe del Área de Entomología del MNHN nos aporta una nota que describe la sequía y sus efectos, como la fauna y la vegetación en nuestros paisajes.

En los últimos meses se ha reportado la presencia de variada fauna en diversos centros urbanos, como consecuencia de la larga y aguda sequía que ha aquejado a la zona central de Chile.

La región nor-central del país se encuentra bajo un clima de tipo mediterráneo, con marcada estacionalidad y con precipitaciones concentradas en el periodo invernal; estas últimas dependen del régimen de vientos del Oeste, los que transportan humedad desde el Océano Pacífico y que es a su vez modelado por la ubicación que toma el anticiclón subtropical del Pacífico.

Si el anticiclón se encuentra desplazado hacia el sur, dificulta la penetración de las nubes con humedad al territorio continental, ya sea pasando estas a mucha altura y por sobre la cordillera de los Andes o bien siendo desplazadas más al sur. Su efecto más notorio es la ausencia de precipitaciones en la zona del Norte Chico y centro de Chile; cuando esta situación se prolonga por algunos años, se produce una sequía que afecta de manera muy negativa a la flora y, en consecuencia, su fauna asociada. El ser humano, como una especie más, también se ve afectado.

La baja constante de humedad en el suelo afecta en primer lugar a los vegetales, alterando sus ciclos de crecimiento y reproducción; el menor desarrollo vegetal incide en la fauna de organismos fitófagos dependientes y, a su vez, en todo el espectro de depredadores. La falta de alimento puede ocasionar extinción local, en el caso de seres con nula o baja capacidad de desplazamiento; fondos de quebradas y depresiones con mayor disponibilidad de agua en el suelo, además de sectores menos expuestos a la insolación y áreas afectadas por neblinas, se constituyen en reservorios de flora y fauna de gran valor para la recolonización.

En estos periodos de sequía, los depredadores y carroñeros de mayor tamaño, con frecuencia se desplazan a zonas más bajas y a sectores cultivados, en donde pueden encontrar alimento; es así como en nuestro caso se pueden observar pumas, zorros y cóndores, aparte de otros animales y aves poco usuales, en el entorno de centros poblados e incluso al interior de ellos. Esta presencia se ha visto también favorecida por la disminución de la actividad humana, como consecuencia de la situación sanitaria actual.

Por la posición geográfica, nuestro país está expuesto a eventos extremos de sequía y así ha ocurrido históricamente. Respecto de uno de estos eventos, ocurrido en 1924, se escribía "Con frecuencia los pumas bajan más allá de lo que suele verse en los inviernos más rigurosos…", para continuar indicando "No es exagerado calcular en un 50 % la muerte de los árboles de bosques y cerros, junto con la total desaparición de los arbustos de toda clase…" Por otra parte todo ese cúmulo de vegetación muerta pasa a ser un peligro, para la ocurrencia y propagación de incendios forestales; muestra de ello es el reciente incendio forestal en la zona de Colliguay.

Aparte del grave efecto sobre flora y fauna, esto también nos toca en lo que respecta a la producción de agricultura y ganadería, siendo la especie humana una más entre todas las que son afectadas. Pero aparte de la influencia del clima, la vegetación y organismos asociados también sufren el efecto negativo por parte de nuestra especie; esto debido a la ocupación de terreno con la consecuente deforestación y la utilización del recurso hídrico para nuestro uso, disminuyendo su disponibilidad para los vegetales. Siendo la zona mediterránea de Chile un área con una gran riqueza de especies y un alto porcentaje de endemismos, resulta de vital importancia proteger y cuidar este valioso patrimonio natural.

Referencias:

Camus, P. y F. M. Jacsik. 2019. Clima e historia en un difícil cambio de centuria. Catástrofe ambiental y crisis multifactorial en Chile a inicios del siglo XX. Revista Tiempo Histórico, Santiago-Chile, 10(18): 59-78.

[Disponible en http://revistas.academia.cl/index.php/tiempohistorico/article/view/1479]

Moreira M., A. y P. Cereceda. 2013. Diversidad y fragilidad del paisaje botánico de Chile mediterráneo, Chagual 11: 31-41. [http://www.jardinbotanicochagual.cl/difusion/revista-chagual/]

Moreira M. A. y M. Muñoz S. 2003. Estado de conservación de la flora mediterránea de Chile. Chagual, Edición Especial, 1: 46-52. [http://www.jardinbotanicochagual.cl/difusion/revista-chagual/]

Núñez C., J., R. Garreaud y K. Verbist. 2018. Chile. Pp. 55-70. En: Núñez Cobo, J. y K. Verbist (Eds.), Atlas de sequía de América Latina y el Caribe. UNESCO y CAZALAC, 204p. [http://dgf.uchile.cl/rene/PUBS/AtlasSequia_latam_UNESCO.pdf]

Wolffsohn, J. A. 1924. Observaciones sobre los efectos de la extraordinaria sequía del año 1924 en la fauna de las provincias centrales de Chile. Revista Chilena de Historia Natural, 28: 126-128. [http://rchn.biologiachile.cl/pdfs/1924/1/Wolffsohn_1924.pdf]