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Los tesoros arqueológicos de la costa del desierto de Atacama

Nota Área de Antropología:

Los tesoros arqueológicos de la costa del desierto de Atacama

Publicado el 22/09/2020
Contexto Mortuorio de niño Sitio PQB2_CON_19S-SA_E1
Contexto Mortuorio de niño Sitio PQB2_CON_19S-SA_E1
Verónica Silva, curadora del Área de Antropología del MNHN, junto con Aryel Pacheco Miranda, Antropólogo Físico y docente de la Universidad de Chile, nos cuentan sobre las sorpresas que se pueden encontrar en la costa del desierto más seco del mundo.

El desierto de Atacama en el Norte de Chile es uno de los más áridos del mundo, su paisaje carente de vegetación pareciera un lugar inhóspito y casi imposible para la vida, sin embargo, este esconde una larga historia de ocupación humana. Los distintos pisos ecológicos, desde la costa hasta las alturas de la Cordillera de los Andes, proveen de variados recursos que fueron aprovechados por las antiguas poblaciones humanas, cuyos movimientos interconectaron los territorios articulando complejas redes de migración de personas, intercambio y comercio.

Las primeras evidencias de asentamientos humanos en el desierto de Atacama se hallan en la región de Tarapacá, en plena Pampa del Tamarugal a 1240 metros sobre el nivel mar, en el sitio denominado Quebrada de Maní 12, cuya datación corresponde al pleistoceno tardío con fechas entre el 12.800 y 11.700 antes del presente (AP), y donde la presencia de conchas trabajadas demuestra la interacción con la costa. Área que muestra una amplia ocupación desde el holoceno temprano, de grupos de cazadores-recolectores de especialización pesquera, con elaboradas herramientas específicas para la pesca y recolección marina y un patrón de ocupación territorial disperso, conformado por conjuntos humanos agrupados en familias.

Durante el Arcaico medio y tardío (5000-3500 AP) destaca el complejo tratamiento mortuorio presente en algunos cuerpos característicos de la Cultura Chinchorro, en sitios de la región de Tarapacá como Pisagua viejo, Bajo molle, Chucumata, Punta Patillos y Jatata. Destaca también en el período Arcaico el delicado trabajo con la fibra vegetal, usada en la construcción de esteras de diversos estilos constructivos y de una elaborada cestería constituyendo contenedores de distinto tipo, que muchas veces eran ofrendados en las tumbas.

El período Formativo (3500-1200 AP) en la costa de Tarapacá se caracteriza por la adopción de la agricultura sin el abandono de la pesca y recolección marina, incluyendo balsas para la captura de peces de mar adentro. Durante el Formativo temprano (3500-2400 AP) se comenzó a incorporar la cerámica, objetos de cobre, láminas de oro, cerámica modelada con rostros, placas o pectorales, pipas y tubos de inhalación vinculados con el uso del cebil, textiles a telar, entre otros. Durante este período también se ha constatado la ampliación de las redes de intercambio y comercio. Hasta ahora, las mayores evidencias de las poblaciones costeras del Formativo de Tarapacá han sido analizadas en base a los cementerios de Pisagua excavados por Max Uhle a inicios del siglo XX. Esta colección, depositada en el Museo Nacional de Historia Natural y preservada allí por más de un siglo, ha sido ampliamente estudiada y ha permitido reconstruir sus modos de vida, enfermedades y diversas manifestaciones culturales, ayudándonos a comprender de mejor forma los complejos fenómenos sociales de la costa del desierto de Atacama.

No obstante la riqueza material de la colección de Pisagua, y debido a que fue obtenida y configurada con métodos y técnicas arqueológicas de hace ya más de cien años, presenta algunos problemas en cuanto a su contexto específico, el registro y las asociaciones entre los objetos, materiales y los cuerpos humanos; lo cual hoy en día resultan basales para el mejor conocimiento y estudio tanto de la vida de estos antiguos habitantes de la costa de Tarapacá (bioarqueología) como de la manera en que ritualizaban la muerte (arqueología mortuoria).

En estos días diversos medios informativos han destacado la noticia de nuevos y culturalmente extraordinarios hallazgos al sur de Iquique en el marco de las actividades de construcción del Proyecto Quebrada Blanca 2 de la minera canadiense Teck. Si bien es sabido el alto potencial arqueológico de la región y la planificación de los trabajos arqueológicos avizoraba importantes hallazgos, las recientes labores han permitido registrar y recuperar un conjunto de contextos mortuorios que incluye individuos delicada y ricamente ataviados y acompañados de numerosas y excepcionalmente bien conservadas ofrendas, muchas de ellas muy similares a las halladas por Max Uhle más de un siglo atrás en Pisagua.

La gran diferencia es que hoy los equipos de trabajo del Proyecto Quebrada Blanca 2 están conformados por antropologos físicos, arqueólogos y conservadores actualizados en las metodologías y técnicas pertinentes, con vasta experiencia en el área de estudio, y que cuentan además con la más avanzada tecnología y el respaldo de la empresa. Todo lo anterior permitió establecer los macro y microcontextos específicos, registrar en detalle todas las asociaciones entre los objetos, materiales y los cuerpos humanos, y generar una recuperación y resguardo controlado y sistemático.

Las evidencias, por ejemplo, fueron capturadas y procesadas para su virtualización en modelamientos tridimensionales (3D), cada elemento fue registrado y levantado minuciosamente por las manos expertas de antropólogos físicos, arqueólogos y conservadores, y almacenados en depósitos con condiciones de temperatura y humedad controlados. Lo que viene es una etapa en donde todo lo recuperado pasará por unidades de análisis especializados, los cuales incluirán además de las dataciones de los hallazgos otros estudios arqueométricos y bioarqueológicos específicos los cuales luego serán integrados con la información contextual a fin de contribuir a llenar los vacíos en la información sobre la prehistoria de Tarapacá.

Finalmente debemos concluir que Chile no solo es grande en riquezas naturales, sino también en su patrimonio bioantropológico y arqueológico, mudo testigo de un pasado muchas veces olvidado, pero que gracias a la investigación científica puede contribuir a comprender mejor nuestro propio pasado y de paso conocernos a nosotros mismos un poquito mejor.

Para saber más:

https://scielo.conicyt.cl/pdf/chungara/v43nespecial/art10.pdf

http://publicaciones.mnhn.gob.cl/668/w3-article-64451.html

https://www.chvnoticias.cl/nacional/fosas-mortuarias-tarapaca_20200823/

http://patrimonio.bienes.cl/patrimonio/mani-12/

https://www.emol.com/noticias/Tecnologia/2020/08/21/995718/Cuatro-fosas-mortuorias-momias-mina.html