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Rescatando las voces del pasado fueguino contenidas en cilindros de cera

Nota Área de Antropología:

Rescatando las voces del pasado fueguino contenidas en cilindros de cera

Publicado el 20/12/2022
Martín Gusinde arriba a la izquierda y Wilhelm Koppers arriba a la derecha, junto a un grupo de Yámanas o yaganes (Publicada en Koppers 1924 y con copia en el Museo Histórico Nacional).
Martín Gusinde arriba a la izquierda y Wilhelm Koppers arriba a la derecha, junto a un grupo de Yámanas o yaganes (Publicada en Koppers 1924 y con copia en el Museo Histórico Nacional).

Hace ya un siglo, durante el tercer viaje de Martin Gusinde a Tierra del Fuego entre fines de 1921 y comienzos de 1922, este fue acompañado de otro sacerdote etnógrafo llamado Wilhelm Koppers. Más allá del trabajo antropológico y de la colecta de objetos etnográficos, Gusinde y Koppers realizaron una serie de grabaciones fonográficas en cilindros de cera, en los cuales conservaron a la posteridad diversos cantos y ceremonias de los pueblos Kawésqar y Yámana o Yagán principalmente.

Para la década de 1920 la tecnología de cilindros de cera había sido ya dejada de lado de modo comercial, siendo reemplazada por los nuevos discos de “shellac”. Sin embargo, para grabar sonido aún había que recurrir a los cilindros de fonógrafo, los cuales fueron los primeros medios masivos de grabación y reproducción de sonido desde fines del siglo XIX. Cargando estos aparatos y los delicados cilindros de cera, fue posible registrar cantos y voces en idiomas de los cuales hoy en día quedan muy pocos hablantes nativos.

La colección de cilindros etiquetada como “Koppers Feuerland”, permaneció primero en el Museo de Etnología y Antropología, luego en el Museo Histórico Nacional y finalmente llegó al Museo Nacional de Historia Natural durante la década de 1970. Con el fin de poder rescatar el contenido de dichas grabaciones, en 1971, el etnomusicólogo Manuel Dannemann llevó el conjunto de cilindros al Museo Etnológico de Berlín, en donde Dieter Christensen, encargado del archivo sonoro, realizó una copia de estos en cinta magnética. Sin embargo, dadas las limitaciones técnicas de la época, dicho registro resultó con excesivo ruido y no fue posible regular la velocidad exacta de reproducción de cada cilindro. Además, en el envío de regreso a Chile, la mayor parte de los frágiles cilindros de cera se quebró, quedando solo dos ejemplares de grabaciones fueguinas que sobrevivieron íntegros hasta la actualidad. Existe otro conjunto de cilindros de cera de Gusinde y Koppers en el Museo Etnológico de Berlín, pero desconocemos si son copias de los que estaban en Chile, o bien, si corresponden a un corpus distinto dentro de las mismas expediciones.

Vista de los cilindros de fonógrafo titulados “Koppers Feuerland” del MNHN y sus contenedores.
Vista de los cilindros de fonógrafo titulados “Koppers Feuerland” del MNHN y sus contenedores.

Es por la importancia de tales registros sonoros que decidimos realizar un nuevo intento de rescate de estos cilindros, gracias a una digitalización con medios modernos. En este caso se utilizó un fonógrafo Edison Standard adecuadamente lubricado y con una nueva correa de transmisión, para asegurar una velocidad constante. Para la captura del sonido se utilizó el dispositivo Canaphonic Archivette, el cual se conecta al reproductor del fonógrafo y permite convertir la señal de audio en una señal eléctrica, que se conecta a la tarjeta de sonido de un computador. Este dispositivo está especialmente diseñado y capta mucho menos ruido de fondo y del motor de fonógrafo que un micrófono convencional. Además, fue necesaria una cuidadosa limpieza superficial del cilindro para remover el polvo, además de un trabajo de consolidación, ya que uno de los cilindros estaba parcialmente trizado. En general, el principal daño de los cilindros de cera es la acción de hongos que consumen la materia prima del mismo y dañan las pistas de audio. 

La grabación de audio se realizó con el programa Audacity, que permitió luego corregir de modo digital la velocidad de reproducción. Esto nos llevó a un descubrimiento interesante ya que, si bien los cilindros de cera estaban diseñados para contener dos minutos de audio a 160 rpm, Koppers y Gusinde grabaron estos cilindros a menor velocidad con el fin de extender el tiempo de grabación. De tal forma, en el software fue necesario disminuir la velocidad a un 60% y se obtuvo un tiempo de grabación de 3 minutos y 45 segundos por cilindro.

 

Vista de fonógrafo Edison Standard y del proceso de digitalización.
Vista de fonógrafo Edison Standard y del proceso de digitalización.

El resultado es satisfactorio en cuanto a la calidad del audio, lo que abre interesantes puertas para el rescate patrimonial y la comprensión de las culturas fueguinas, sus rituales y ceremonias. De este modo se puede poner a disposición de la comunidad de un interesante patrimonio inmaterial de los pueblos originarios de Chile. Para finalizar, hemos dejado aquí un fragmento de audio proveniente de dicha digitalización.