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Las doncellas de la capacocha de cerro Esmeralda

Nota Área de Antropología:

Las doncellas de la capacocha de cerro Esmeralda

Publicado el 19/07/2019
Capacocha cerro Esmeralda.
Capacocha cerro Esmeralda.
Nuestra curadora del Área de Antropología, Verónica Silva, y el arqueólogo Pablo Mendez-Quiros nos cuentan sobre las doncellas ofrendadas en esta ceremonia incaica.

Las Capacochas o Qhapaq Hucha son parte de un sofisticado despliegue ceremonial realizado por los Incas donde se ofrendaban niños, niñas y mujeres jóvenes en sacrificio junto con alimentos, bebidas y objetos de gran sofisticación y simbolismo, a las principales huacas (lugar/objeto sagrado) y divinidades del imperio: Wiracocha (el Creador), Inti (el Sol) e Illapa (el Trueno). Los sujetos ofrendados eran elegidos entre hijos e hijas de jefes o curacas locales de todo el territorio dominado por el Imperio Inca. Desde sus localidades de origen caminaron extensas jornadas con dirección al Cuzco, donde se oficiaba una ceremonia que daba inicio a la peregrinación hacia distintos destinos del imperio, principalmente al Collasuyu, destinados a ser ofrendados a determinadas huacas. En Chile se han reconocido dos Capacochas: una en el cerro Esmeralda, ubicado en la costa de Iquique a 905 msnm asociado a una niña de 9 años de edad y una doncella de cerca de 18 años; y la Capacocha del cerro El Plomo en la Región Metropolitana, a 5400 msnm, donde fue ofrendado un niño de ocho años.

La ceremonia buscaba alcanzar diferentes objetivos pero siempre en relación al Inka, quien era el encargado de mantener el equilibrio religioso-espiritual y político a través de la huacas sagradas. El poder político de la Capacocha radica en la cohesión social, religiosa, territorial y económica del Tahuantinsuyu, instaurada por medio de lazos entre el Inca y los curacas locales, permitiendo legitimar la ocupación e integración de nuevos territorios.

Las mujeres jóvenes, denominadas acllas, o vírgenes del Sol, eran escogidas entre las hijas de los señores de las etnias locales, por su belleza y su estado virginal, siendo recluidas desde pequeñas en las acllahuasis, instituciones especiales donde se les enseñaba a tejer, preparar bebidas rituales, servir al Inka, convertirse en sacerdotisas o ser sacrificadas. La elección de un hijo o hija para el sacrificio constituía para su familia uno de los mayores honores, siendo a su vez el medio para el establecimiento de alianzas políticas y económicas con el imperio.

En el marco del proyecto "Remodelación de la sala Capacocha de Altura: Momia Cerro Esmeralda Museo Corporación Municipal de Iquique", realizamos el año 2011, junto al arqueólogo Pablo Mendez-Quiros y la antropóloga social Tamara Sánchez, el análisis y estabilización del contexto mortuorio de la Capacocha Cerro Esmeralda, resguardadas y depositadas en el Museo Regional de Iquique. El análisis del conjunto textil estuvo a cargo de la diseñadora Soledad Hoces De La Guardia y la investigadora del patrimonio textil Ana Maria Rojas. La restauración de algunas de las prendas textiles más destacadas fue realizada por la restauradora María Teresa Santibañez.

A diferencia del Niño de Cerro El Plomo, que se conservó en excelente estado gracias al frío y bajo oxígeno de la alta montaña, las doncellas de Cerro Esmeralda se preservaron por momificación natural gracias a la salinidad y sequedad del desierto de Atacama. Según reporta Checura (1977) los cuerpos de las doncellas se encontraban depositados en la cumbre del cerro Esmeralda, a 3,50 m de profundidad, en una tumba de 1,50 m de diámetro excavada en la roca, cubiertas con capas alternadas de arena y piedras. El hallazgo se produjo en momentos que se realizaban detonaciones en la cumbre del cerro Esmeralda, por lo que los cuerpos y partes de las ofrendas sufrieron daños considerables, en especial la mujer de 18 años por su mayor tamaño. En este contexto la excavación y exhumación fue realizada por personas sin preparación arqueológica. Una vez en el Museo Regional de Iquique en 1976, los cuerpos fueron sometidos, además, a una serie de análisis destructivos, entre ellos medidas osteométricas y autopsia, que lamentablemente generaron una mayor destrucción a los cuerpos, ya que se realizaron disecciones, incisiones, retiro del cuero cabelludo, desmembramiento y extracción de órganos, practicas bastantes extendidas en el estudio de momias en aquellos años en Chile y que hoy en día están obsoletas.

Los cuerpos estuvieron en exhibición hasta el año 2011, para mantener el cuerpo de la doncella en la vitrina, y dado que se encontraba con diferentes segmentos desmembrados y desarticulados, se le había colocado una estructura de maderas y alambres, medida que van en contra de toda recomendación de conservación preventiva. Por estar ambos cuerpos en exhibición durante tantos años sin medidas de control de la humedad, estos estaban siendo colonizados por hongos. Por tanto la renovación de la sala de exhibición del Museo permitió que los cuerpos fueran analizados por nuestro equipo con técnicas no invasivas, y se implementará una serie de medidas de conservación preventiva sujetas a estándares internacionales, así como la inactivación de los hongos con el apoyo técnico del Centro Nacional de Conservación y Restauración, y finalmente los cuerpos dejaron de ser exhibidos.

Para analizar los cuerpos le retiramos a la doncella el armazón de madera y alambres, siendo realizado un exhaustivo registro fotográfico para dar cuenta del estado de conservación de la doncella y la niña. Realizamos análisis de imagenología médica, aplicando tomografía computada en el Centro de Diagnóstico Norte Grande, obteniendo múltiples imágenes del exterior e interior de los cuerpos de forma no invasiva.

Hoy en día nos encontramos realizando un nuevo proyecto gracias al Fondo de Apoyo a la Investigación Patrimonial (FAIP) del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural y la colaboración de la Universidad de Bradford (Inglaterra) y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania), con el cual esperamos avanzar en el análisis de este importante hallazgo arqueológico. En este marco, estamos realizando nuevos análisis químicos de isótopos estables, contando con la autorización del Consejo de Monumento Nacionales, con la finalidad de reconstruir la peregrinación al sacrificio ritual de ellas y del Niño de Cerro El Plomo. De esta forma, esperamos contribuir a la conservación, estudio y difusión de un proceso histórico fundamental como es la expansión incaica en Chile y su relación con las poblaciones locales.

Referencias

Ceruti, M.C. 2003 Llullaillaco. Sacrificios y ofrendas en un Santuario Inca de Alta Montaña, Universidad Católica de Salta, Salta.

Ceruti, M.C. 2004 Human bodies as objects of dedication at Inca mountain shrines (north-western Argentina. World Archaeology The Object of Dedication 36 (1): 103-122

Checura, J. 1977 Funebria incaica en el cerro Esmeralda (Iquique, I región). Estudios Atacameños 5:127-144

Kaulicke, P. 1998 La muerte del Inca. Aproximaciones a los ritos funerarios y la escatología inca. En Actas del IV Congreso Internacional de Etnohistoria, Tomo III, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima 134-171.

Martínez, I.A. 2005 Textiles inca en el contexto de la capacocha función y significado. Tesis para optar al Título Profesional de: Licenciada en Arqueología. Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco. Departamento Académico de Antropología, Arqueología y Sociología Carrera Profesional de Arqueología

Vitry, C. 2008 Los espacios rituales en las montañas donde los inkas practicaron sacrificios humanos. En: Paisagens Culturais. Contrastes sul-americanos. Universidade Federal do Rio de Janeiro. Escola de Belas Artes. Carlos Terra y Rubens Andrade editores 47 - 65.